La industria mexicana atraviesa un momento decisivo. En un contexto donde la demanda eléctrica global crece como nunca antes...
Las empresas - tanto nacionales como internacionales que operan en el país - enfrentan el reto doble de asegurar un suministro confiable y reducir su impacto ambiental.
El auge del nearshoring, la presión de los stakeholders por cadenas de suministro bajas en carbono y un entorno cada vez más exigente, están redefiniendo las prioridades energéticas. En este escenario, las energías renovables han pasado de ser una alternativa a convertirse en un pilar estratégico para alcanzar metas de sostenibilidad, elevar la competitividad, acceder a nuevos mercados y mitigar riesgos.
Invertir en fuentes limpias no solo implica reducir emisiones: también optimiza costos, fortalece la reputación corporativa y genera resiliencia ante la volatilidad del sistema eléctrico. Acompáñanos a explorar el panorama actual de las energías renovables en México y toma decisiones informadas para tu organización.
Hace solo unas décadas, hablar de renovables en el sector privado mexicano era sinónimo de esfuerzos aislados Hoy, esa narrativa ha cambiado: la adopción de energías limpias crece de forma constante y con respaldo de datos. Según el Informe del Mercado de Energías Renovables en México 2025-2034 (IMERM), la capacidad instalada del país crecerá un 8.5 % anual en la próxima década, impulsada en buena medida por la demanda industrial y comercial.
Corporativos globales, parques industriales y empresas locales están incorporando renovables para cumplir con estándares internacionales, reducir riesgos regulatorios y optimizar costos. Sectores como el automotriz, alimentario, metalúrgico y electrónico son pioneros en esta transición, obligados por clientes y matrices internacionales a demostrar trazabilidad energética y avances en descarbonización.
Además, complejos industriales de alto consumo -particularmente en regiones como Bajío, Nuevo León y el norte del país- ya implementan soluciones colectivas como microrredes y contratos bilaterales de energía renovable (PPAs), que también resultan clave para atraer inversión extranjera alineada con los criterios ESG.
Empresas que buscan certificaciones como LEED, ISO 50001 o que reportan a plataformas como CDP (Carbon Disclosure Platform) o el Dow Jones Sustainability Index, también están migrando de forma proactiva a fuentes limpias, posicionándose mejor ante inversionistas, clientes y reguladores.
Las empresas mexicanas están adoptando energías renovables mediante diversas estrategias adaptadas a su tamaño, necesidades energéticas y objetivos. La energía solar fotovoltaica se mantiene como la tecnología en la que más se invierte por su facilidad de instalación, costos y retorno de inversión. También, comienza a crecer el interés por esquemas más complejos, como la combinación de eólica, almacenamiento y monitoreo digital en tiempo real.
Los paneles solares fotovoltaicos siguen siendo la opción más común para la autogeneración, especialmente en industrias con alto consumo energético, superficies disponibles y operación diurna constante. Según el IMERM, la energía solar será uno de los segmentos de mayor crecimiento, con un Crecimiento Anual Compuesto (CAGR) proyectado del 8.5 % hasta 2034.
Por otro lado, la inversión en hidrógeno verde alcanza ya 21,227 millones de dólares, con más de 20 proyectos en desarrollo, según la Asociación Mexicana de Hidrógeno y Movilidad Sostenible.
Los PPAs (Power Purchase Agreements permiten a las empresas asegurar suministro limpio, estable y a largo plazo, con condiciones competitivas. Además, los CELs respaldan el cumplimiento normativo y fortalecen el perfil ESG ante inversionistas o licitaciones públicas.
Parques que incorporan sistemas de generación distribuida o microrredes compartidas permiten que empresas medianas accedan a renovables sin enfrentar barreras financieras o técnicas por sí solas. Este modelo resulta clave en zonas como el Bajío, Nuevo León y el norte del país ya que cuentan con alta densidad industrial y gran potencial de atracción de inversión extranjera.
Esquemas como la medición neta (net metering) y el net billing ofrecen a PyMEs una vía accesible para reducir su factura eléctrica mediante la autogeneración parcial. Son especialmente útiles para comercios, oficinas e industrias ligeras.
Para que la adopción de renovables avance, no basta con contar con abundantes recursos naturales. Se requieren aliados capaces de diseñar soluciones integrales, confiables y personalizadas.
En Enel Energía México impulsamos la transformación energética del país a través de un modelo B2B exclusivo, que acompaña a empresas -desde grandes corporativos hasta parques industriales- en su transición hacia operaciones más limpias, eficientes y competitivas.
Nuestros contratos personalizados, permiten asegurar precios estables, reducir la exposición a la volatilidad del mercado y avanzar hacia metas ambientales.
Contar con un Energy Manager como Enel puede marcar la diferencia entre adaptarse… o quedarse atrás.
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